Goya elabora esta obra en 1819, la cual sería catalogada posteriormente dentro de su colección de Pinturas negras. Concebida para ocupar una de las paredes de la planta baja de su casa, finalmente fue donada al Museo de El Prado (Madrid).
Con ojos desorbitados, manos en tensión y un cuerpo decapitado en el centro de la composición cuya luminosidad contrasta con la oscuridad que domina el resto de la obra, pretende mostrar el patetismo, la destrucción, lo terrible, lo melancólico. Se aleja por completo de la belleza ideal clásica. Se podría contextualizar haciendo referencia a la inestabilidad del régimen político de su época (en 1820 se produciría el levantamiento del coronel Riego) o a que su vida se estaba aproximando a la vejez, ambas razones explicarían ese pesimismo. Freud, padre del psicoanálisis, intentaría también explicar la obra relacionándola con la impotencia sexual (que era el tema de uno de los cuadros contiguos en su casa).
Centrándonos en el tema que representa, se trata de Cronos devorando a uno de sus hijos, aunque difiere con el mito original en que éste presenta cuerpo adulto. Su título hace uso de su nombre romano "Saturno devorando a un hijo".
Cronos era el hijo pequeño de Gea y Urano, el titán más joven, encargado de controlar el tiempo. Consigue liberar a su madre de la opresión de su progenitor, convirtiéndose en el rey de la primera generación de dioses. Pero, aterrorizado ante la posibilidad de que su historia se repitiera volviéndose en su contra y alertado por un presagio de Gea que lo confirmaba, decide impedirlo devorando a todos los hijos que nacían de su relación con Rea. O eso creía él, hasta que Rea engaña su astucia cambiando el bebé por una roca envuelta en pañales sin que Cronos lo notase. Hablamos de Zeus, quien al alcanzar la edad adulta decidió ayudarla. Consigue que Cronos ingiera un supuesto fármaco, que realmente era un vomitivo que devolvería a sus hermanos al exterior. Tras esto, se sucedería una guerra que daría la soberanía del Olimpo a Zeus, derrocando para siempre a Cronos.
Leyendo El universo, los dioses, los hombres de Vernant, cuyo primer capítulo relata la cosmogonía griega, es inevitable no pensar en esta pintura en cuanto aparece el nombre Cronos.
2 comentarios:
Esta pintura la ví en el museo del Prado y me impactó mucho, es enorme! Buena elección Laura :)
Buen trabajo Laura durante el trimestre.
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