14 de noviembre de 2010

Dioniso y el teatro clásico

Dioniso, además de ser el dios del vino, de la locura, del éxtasis y de otras cosas poco favorecedoras, es considerado como el patrón del teatro. Ésto tiene su origen en la antigua Grecia cuando se realizaban celebraciones religiosas, las dionisíacas. En ellas se mezclaban las orgías con las actividades culturales. Tenían lugar presentaciones artísticas en las que las personas realizaban imitaciones (lo que serían los primeros “papeles”). Estas presentaciones se daban tres veces al año, empezando con las Grandes Dionisíacas, seguidas por las Lenaianas y después por las Dionisíacas Campestres. Las que nos ocupan son las Grandes Dionisíacas y el Ditirambo, pues de éstas primitivas celebraciones deriva el teatro clásico. Las celebraban al principio y fin de la siega en honor a Dioniso con el fin de que concediese fertilidad y prosperidad a sus tierras, ya que este dios estaba relacionado con la fecundidad

En primer lugar comenzaba una procesión por las calles en la que pasaba un carro con la estatua de Dioniso; a su alrededor se situaban los trasgos o tragos(de ello deriva el nombre de tragedia) quienes representaban a los acompañantes del dios (los sátiros) bailando y otras personas que simplemente se disfrazaban, festejaban y se emborrachaban aprovechando la festividad. Tras ésto, daba comienzo el Ditirambo que era el sacrificio de un carnero al que se le retiraba la sangre para verterla sobre los campos (sería la forma de fecundarlos) al tiempo que los trasgos continuaban danzando y se cantaban algunos salmos, estrofas dedicadas a Dioniso y dramas sacros (éste es el origen del coro, elemento imprescindible del teatro clásico) en los que se invocaba a Dioniso para que se acercase a la Tierra.


Durante el festejo se lanzaban gritos en colectividad, el “comos” (de aquí vendría comedia) supuestamente obscenos, por diversión, y otros que soltaban con el fin de liberarse del mal, como una especie de purificación.

Dice la leyenda que el primer actor de la historia fue un hombre borracho que durante la invocación a Dioniso se dirigió a los demás gritando: <<¡Yo soy Dioniso! ¿¡ qué queréis !? >>.
Y a partir de ese momento alguien de los que cantaban los salmos se disfrazaba del dios, para dentro de un tiempo representar también diversas escenas de su vida y al fin escenas de hombres, con lo que acabó por aparecer el teatro clásico. Pero se considera que la primera pieza teatral se la debemos en realidad a Tespis, quien se encargaba de dirigir uno de los coros mientras se realizaba el Ditirambo. Él decidió que uno de los integrantes del coro haría de personaje principal y se encargaría de hablar mientras el resto tendría que responderle; de este modo surgió el primer protagonista y los primeros diálogos.


A partir de ésto la actuación se extendió como un exitoso entretenimiento para todos los públicos, que comenzaron a interesarse por ella cada vez más gracias a los grandes dramaturgos que fueron surgiendo (Eurípides, Sófocles...). Así, las representaciones dejaron de realizarse en plazas o calles para pasar a producirse en grandes construcciones, los teatros. Era de esperar que al patrón del teatro se le dedicase uno, y éste fue el más importante de la antigua Grecia, el Teatro de Dioniso al norte de la Acrópolis de Atenas. En el centro de la orchestra se situó un altar, el Thymele en el que se rezaba y bailaba en su honor como una forma de homenaje; la veneración a Dioniso era parte de la representación. Al principio la orchestra era la parte más importante del teatro por este motivo.


1 comentario:

Virginia dijo...

Lástima que no quede casi nada del gran teatro de Dioniso de Atenas, aunque cerca está el teatro de Herodes ÁTico, de época romana ya.