16 de noviembre de 2010

Afrodita en la poesía de la antigüedad

Afrodita

Era la diosa del amor, la lujuria, la prostitución y la belleza.
Según contaba la filosofía tardía de Platón existían dos tipos de diosa, la Afrodita Pandemo, es decir, la diosa del amor en el sentido sexual, y la Afrodita Urano, diosa del amor puro.
Forma parte de muchas leyendas, pero una de las más destacadas es El juicio de Paris, en el que fue considerada la diosa más bella, tras prometerle a Paris a la mujer mortal más bella, Helena. Provocando la envidia del resto de diosas, y tras el rapto de Helena, la guerra de Troya.


La poesía de la antigüedad

La antigua Grecia tuvo diferentes expresiones en varios géneros literarios , por parte de varios poetas destacados. Pero hasta la actualidad no nos han llegado, y aún hoy en día solo podemos disfrutar de alguno de los fragmentos de estas grandes obras.

Safo de Lesbos

Una de las poetisas destacada por su constante inspiración en Afrodita, es Safo de Lesbos, poetisa Griega. No existen muchos datos biográficos de ella, de echo la mayoría de información que existe sobre esta mujer ha sido extraída de sus propias obras.
El contenido amoroso de sus poesías y su supuesta atracción hacia la Diosa Afrodita hizo que se creasen numerosas habladurías sobre ella en la Atenas del siglo V a.C. Pero más tarde sus poemas serían alabados en Roma.
En sus relatos se habla del amor en sus diferentes apariciones, como puede ser la lujuria, o incluso los celos con motivos amorosos.
El mayor ejemplo de esta poesía se encuentra en El himno en honor a Afrodita, el único poema de esta poetisa que ha llegado completo a la actualidad.



Himno en honor a Afrodita

¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina,
Hija de Zeus, inmortal, dolosa:
No me acongojes con dolor y tedio
Ruégote, cipria!
Antes acude como en otros días,
Mi voz oyendo y encendido ruego;
Por mi dejaste la del padre Jove
Alta morada.
El áureo carro que veloces llevan
Lindos gorriones, sacudiendo el ala,
Al negro suelo, desde el éter puro
Raudo bajaba.
Y tú ¡Oh dichosa! en tu inmortal semblante
Te sonreías: ¿para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo?¿qué padeces ahora?
-Me preguntabas-
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar el suave
Lazo de amores?¿quién tu red evita
Mísera Safo?
Que si te huye, tornará a tus brazos,
Y más propicio ofreceráte dones,
Y cuando esquives el ardiente beso,
Querrá besarte.
Ven pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
Liberta el alma de su dura pena;
Cual protectora en la batalla lidia
Siempre a mi lado.

La mayoría de interpretaciones existentes a cerca de este poema llegan a la conclusión de que podría tratarse de una oración a la diosa con el fin de lograr así el corazón de su enamorada. Parece ser que no se trata del primer poema en el que Safo recurre a la diosa para lograr algún fin, ya que en el poema se aprecia como Afrodita pregunta a la autora el motivo de su nueva llamada.

2 comentarios:

sara dijo...

¡No me deja subir las fotos!
mañana lo intentaré de nuevo.

Virginia dijo...

Este poema de Safo es extraordinario.