28 de enero de 2010

EL ORIGEN DEL UNIVERSO. LA SOBERANÍA DE ZEUS (PARTE 2)

>Con todo, Cronos que al igual que su padre copula incesantemente con Rea (su madre y tendrá hijos como Hestia, Deméter, Hera, Hades, Poseidón y Zeus; se ha convertido en el soberano del Universo tras su satisfactoria gesta contra su padre pero está receloso. Teme, que su poder pueda peligrar a causa de sus hijos, igual que pasó con su padre por él. Así que para no correr este riesgo toma la decisión de comerse a sus hijos nada más nacer. Y Así los hace con los cinco primeros que hemos citado anteriormente. Pero a su madre, evidentemente le desagrada y nuevamente, utilizando su astucia urge un plan para evitar que su sexto hijo corra la misma suerte. Así que cuando su último retoño, Zeus, va a nacer, Rea se desplaza a Creta donde dará a luz clandestinamente, sin que Cronos se entere, e incluso al nacer el futuro soberano, la madre tapa sus llantos mediante distintos procedimientos para mantener a su padre en su ignorancia. Pero Cronos sí que era consciente del embarazo de Rea, quien debía presentar a sus hijos en sus nacimientos para que se los comiera el padre, así que Rea envuelve en pañales una piedra y se la da Cronos, que sin advertir la menor cosa, se la traga sin titubear. Ahora el cometido del astuto Zeus es liberar a sus hermanos de la panza de su padre, así que proporciona a su madre un vomitivo para que ella se lo ofrezca a su padre sin advertírselo, por supuesto. Y Rea así lo hace, así que todos los hermanos de Zeus, los Crónidas, salen del vientre de su padre, detrás de la piedra y en el sentido inverso a su edad.Así se separaron los dos bandos que lucharían por la hegemonía del universo en la denominada Guerra de los Dioses o Titanomaquia. Por una parte Cronos y el resto de Titanes y por otro, Zeus y sus hermanos y Aliados. Estaba batalla que duró “diez grandes años” se decidió, en un primer lugar gracias a la astucia o “métis” que proporcionó Prometeo, pasado de bando a Zeus. Ésto le permitió observar a Zeus que necesitaba además de lo que ya poseía, agenciarse en su bando figuras que representasen la fuerza bruta y el belicismo, igual que lo hacían los Titanes en sí mismos. Y qué mejor manera de realizar ésto que poniendo de su parte a los hermanos de los titanes relegados al tártaro por el soberano Cronos, los Cíclopes y los Hecatonquiros. Para ganar el favor de éstos, además de liberarlos, evidentemente, Zeus les ofreció la inmortalidad mediante los alimentos del néctar y la ambrosía, alimentos que aseguran esta inmortalidad que los hermanos de los titanes tanto ansiaban. Así que Zeus así los hizo, y con el favor de éstos y utilizando tanto directamente su fuerza bruta como los elementos y objetos que éstos le proporcionaban como el rayo o la fulminante mirada, la guerra se decantó del bando de Zeus, del bando de los Crónidas, así que Zeus se convirtió en el nuevo soberano del universo destronando a su padre.La nueva jerarquía del universo estaba dispuesta, un nuevo soberano que fue elegido por sus hermanos y que a diferencia de su antecesor gobernó de una manera justa, con un universo ordenado, organizado, jerarquizado, y en consecuencia, estable, otorgando tras la guerra a cada dios unas potestades consensuadas por todos, y como hemos dicho, sobre todo, de manera justa y equitativa. Pero nuevamente Zeus, y esta vez sí, igual que sus antecesores, temía ser relegado de su cargo por uno de sus hijos si seguía esta lucha de sucesión por el poder real. Así que Zeus necesitaba encarnar la soberanía como tal, un poder estable, permanente y definitivo. Para ello necesitaba la “métis” de que hemos hablado anteriormente, la astucia que le permitiera ver todo lo que va a ocurrir para no verse nunca sorprendido. Métis era precisamente su primera mujer y encarnaba todas estas virtudes así que Zeus trama, una estratagema para adoptarlas él también. Métis tenía el poder de metamorfosearse en aquello que deseara, así que Zeus, interrogándola, le pregunta si es capaz de convertirse en una gota de agua, y métis, afirmándolo, así lo hace. Al momento Zeus se bebe esta gota y asunto resuelto, Zeus ya encarnaba todas las virtudes de astucia que ostentaba su esposa, ya no podría verse sorprendido.

EL ORIGEN DEL UNIVERSO. LA SOBERANÍA DE ZEUS (PARTE 1)

Al principio del universo solamente existía el vacío, al que los griegos denominaron Caos, un vacío, una confusión, una inmensidad vacua, negra y oscura en la que nada se distinguía. Era un abismo ciego, oscuro e ilimitado. Posteriormente, del seno de este Caos nació la tierra, a la que llamaron Gea; ésta era la antítesis de su progenitor representando un forma precisa sobre la que todo aparece dibujado visible y sólido. Gea representa la claridad, la firmeza y la estabilidad.

Después, de Gea aparecerá Eros, una exteriorización de lo que estaba mezclado en sus entrañas. Este Eros representaba el amor primordial, ya que no podía haber amor sexual en un universo en el que no habían sexos y en el que no existían más que (además de Eros) Gea y el Caos. Así, el primer Eros es una manifestación de la energía cósmica que fue llamada posteriormente “el viejo Amor”. Posteriormente a la aparición de Eros, Urano y Ponto fueron engendrados por Gea. Urano era su doble y su contrario, ya que el cielo estrellado era una copia tan sólida y tan firme y de las mismas dimensiones que ella. Con Ponto ocurre algo parecido, éste es la personificación masculina de todos los fluidos sobre la faz de la Tierra, Gea, y así, se convierte nuevamente en un contrario de su progenitora oponiéndose a la firmeza y la solidez terrenal.

Con todo esto tenemos configurados los primeros pasos del universo, un universo en el que pronto comenzarán a surgir los problemas. Urano no tiene otra función ni disposición que la de copular continua e incesantemente con Gea así que en su seno se desarrollan sus hijos. Estos hijos son, en primer lugar un grupo de titanes y titánides. Los titanes eran Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto y Cronos y las titánides Febe, Mnemósine, Rea, Temis, Tetis y Tea. En segundo lugar Urano y Gea engendraron dos tríos de descendientes, los Cíclopes, personajes monstruosos con un único ojo y relacionados a un metal cada uno de ellos (Brontes, Estéropes y Arges), y los Hecatonquiros, seres gigantescos, con cincuenta cabezas y el doble de brazos y una fuerza directamente proporcional (Coto, Briareo y Giges). Éstos, a diferencia de sus progenitores eran las primeras deidades individualizadas. Pero el problema del insaciable Urano, con el nacimiento de sus hijos era quizás peor pues con la continua presión que ejercía éste sobre Gea, sus descendientes no podían salir, y Gea se sentía cada vez más llena. Así que llamó a sus hijos para que la ayudaran y se rebelaran contra su padre. A éste llamamiento contesta el más joven de los Titanes, Cronos, quien tras haber fabricado su madre en su interior una hoz, un hárpe de hierro blanco, agarra con su mano izquierda las partes verendas de su padre y con la derecha, las corta. Así, Urano tras un grito de inmenso dolor se aleja rápidamente de Gea, y alejado pero sobre ella permanecerá por siempre jamás.

Pero abandonemos por un momento la descendencia de Gea y vayámonos a la del Caos. De éste, surgirán dos criaturas: el Érebo y Nix. Ambos representarán la noche, como una mera prolongación del oscuro y sombrío Caos. Pero a su vez se diferenciarán entre ellos ya que el Érebo es la fuerza de la oscuridad en un estado puro, incapaz de mezclarse con nada, mientras que Nix, en analogía con Gea, engendra dos criaturas opuestas a sí misma: el Éter, la luz celestial y constante, y Hémera, el Día, la luz diurna.

Volviendo ya tras éste paréntesis al relato anterior, al alejarse Urano de la Tierra al lugar donde permanecería eternamente y tas lanzar una maldición contra sus hijos, de su herida se derraman unas gotas de sangre que tendrían una gran transcendencia. De estas gotas nacen por una parte las Erinias, divinidades de la venganza por delitos entre parientes, potencias primordiales que se encargan de mantener el recuerdo permanente de una afrenta a alguien de la misma sangre, como le ocurrió a Urano con su hijo Cronos. En segundo lugar aparecieron los Gigantes que no eran exactamente dioses pero que encarnaban la violencia bélica y la fuerza bruta y que estaban atraídos por la fuerza homicida. Por último aparecieron las Melíades, guerreras con vocación por la matanza. En definitiva nada bueno surgió de esas gotas cargadas de violencia, matanza y muerte. Sin embargo, y en contraposición, del mismo acto nace Afrodita, una diosa engendrada por el mar y la espuma del esperma de Urano cuando Cronos lanzó sus miembros viriles al mar. Ésta navegó durante un tiempo y después desembarcó en su isla, Chipre, donde al caminar dejaba tras de sí un séquito de las flores más adorables. A este séquito se le denomina Eros e Hímero, el Amor y el Deseo. Este Eros, ya a diferencia del primero, encarna el amor sexual, el erotismo. Cronos con su acción ha instituido dos fuerzas completamente distintas y complementarias a su vez, la Éride, la discordia, la pugna en el seno de una familia o una comunidad la confrontación y disputa de lo que estaba unido y el Eros, el amor y la concordancia de algo tan diferente como lo masculino y lo femenino.