6 de diciembre de 2010

La cosmogonía Azteca

Según los aztecas el creador de la vida en la tierra fue el dios Ometeotl. Este dios aparece como el dios supremo y el dios del fuego pero no recibió ninguna clase de culto aunque sí estaba presente en cada ritual y en todos los elementos. Ometeotl dio a luz a cuatro dioses y más tarde tuvo otras 1600 divinidades más.


Estos cuatro dioses representaban las fuerzas cómicas como el fuego, el agua, el viento y la tierra. Si estas fuerzas se mantenían en equilibrio el mundo estaría en orden y podría existir la era de un sol, sin embargo si se producía un desequilibrio cósmico ese sol, junto con la Tierra y los seres humanos de esa era desaparecerían

Secuencialmente se crearon distintos soles que fueron destruidos por diversas catástrofes:

  • El primer sol fue creado por Tezcatlipoca, dios de la tierra. Esta creación fue algo imperfecta pues los seres humanos eran gigantes y se formó tan sólo medio sol. A causa de la mala alimentación, en un momento concreto de esta era, los seres humanos crecieron débiles y murieron.


  • El segundo sol fue creado por Quetzalcoatl, dios del viento. En esta era los humanos se alimentaron a base de las semillas de los árboles pero resultaban insuficientes para fortalecerlos pues debían sobrevivir a fuertes vientos que, en ocasiones, los arrojaban lejos. A pesar de ello algunos humanos lograron sobrevivir porque fueron capaces de convertirse en monos.

  • Tlaloc, dios del fuego, creó el tercer sol. En esta era los humanos vivían de cereales pero la erupción de enormes volcanes enterraron el mundo aunque, de nuevo, algunos seres consiguieron sobrevivir al convertirse en pájaros y así poder escapar de las cenizas.

  • Chalchiuhtlique, diosa del agua, creó el cuarto sol. De nuevo la alimentación que recibían los humanos volvía a ser insuficiente y además tenían que soportar numerosas inundaciones que también acabaron con este cuarto sol. Esta vez algunos seres consiguieron salvarse de la catástrofe porque fueron capaces de transformarse en peces.

Tras la destrucción de estos cuatro soles, los dioses se dieron cuenta de que la existencia del quinto sol solamente sería posible con el sacrificio de otro dios. Finalmente la decisión recayó sobre Nanahuatl y Teucciztecatl. El primero se transformó en un sol resplandeciente mientras que su compañero se convirtió en la luna. El resto de dioses se percataron de que Nanahuatl no se alzaría en el firmamento hasta que no recibiese alimento necesario. Entonces las 1600 divinidades decidieron sacrificarse para darle dicho alimento. El nuevo sol fue llamado Hiutzilopochtli.

Para los aztecas el universo está compuesto por tres partes: el cielo, la Tierra y el inframundo. Los humanos ocupamos la Tierra mientras que los dioses permanecen en el cielo que según los aztecas tenía una forma piramidal compuesta por trece niveles de los cuales, el más elevado, esta ocupado por el dios Ometeotl. Por debajo de la Tierra se encontraba el inframundo, que también se componía de varios niveles. El inframundo era el lugar de los muertos. Los muertos debían pasar angustiosamente por cada uno de ellos hasta llegar al noveno, en el cual se encontraba el dios de la Muerte, Mictlanteutli.


Respecto a la creación de los seres humanos, en esta quinta era, la labor fue atribuida al dios Quetzalcoalt. Así pues descendió al inframundo conocido como Mictlan y recogió los huesos de los seres humanos de los periodos anteriores. A su vuelta, esparció su propia sangre sobre los huesos para convertirlos en seres humanos.



COMPARACIÓN CON LA COSMOGONÍA GRIEGA:

Para empezar se puede establecer cierto paralelismo en ambas cosmogonías porque tanto en la griega como en la azteca hay un elemento que no se crea, sino que simplemente está ahí. En el primer caso es Caos mientras que en el segundo es Ometeolt.

Por otro lado en las dos el universo está distribuido de una forma similar pues existe el lugar donde habitan los dioses, el cielo; el lugar de los humanos, la tierra; y el lugar que tienen los muertos, el inframundo.

1 comentario:

Virginia dijo...

Es interesante lo que nos cuentas, Patricia, pero te hubiera quedado mejor si, a la vez que ibas explicando los aspectos cruciales de la cosmogonía azteca, hubieras establecido paralelismos con la griega, o comentarios propios sobre lo que veías en común o diferente entre ambos orígenes del mundo y de los dioses.