Hera había sumido a Heracles en la locura, pues lo odiaba por ser fruto de otra de las infidelidades de su esposo, Zeus, con lo que el semidios mató a sus hijos y a dos de sus sobrinos sin ser consciente. Aterrado por este hecho fue al Oráculo de Delfos para ver cómo podía eximir sus crímenes. Se le encomendaron los famosos doce trabajos (primero eran diez), imposibles de realizar todos ellos, a priori. Además de quedar exculpado se le concedería la inmortalidad si los superaba, según algunas versiones. La primera de estas pruebas fue la de matar al león de Nemea, un animal que aterrorizaba a los habitantes de este lugar. Se desencadenó una brutal pelea entre el héroe y la fiera, en la que al primero no le sirivieron de nada sus armas, incapaces de atravesar la piel del león. Pero después lo pudo acorralar y estrangular, desollándolo finalmente con sus garras. Heracles conseguía así eliminar a un monstruo que parecía invencible y era una gran fuente de problemas, de modo que su padre, para inmortalizar la hazaña, convirtió al león en la constelación de Leo.
En el segundo trabajo Heracles debía abatir también a otro monstruo, la Hidra de Lerna. Además de ser un ser temible parecía inmortal, porque tras decapitarlo le crecían dos cabezas más. En pleno combate Hera decidió añadirle más dificultad al reto, por lo que envió a un gran cangrejo para que atacase a Heracles desde abajo, al tiempo que la Hidra, con cada vez más cabezas, lo intentara devorar desde arriba. El hijo de Zeus necesitó la ayuda de su sobrino Yolao para quemar los cuellos de la hidra (así no crecerían más cabezas), logrando finalmente matar a ésta y al cangrejo. Hera quiso recompensar a ambas bestias por su esfuerzo y decidió hacer de cada una una constelación, siendo la de Cáncer (el cangrejo), como Leo, un signo del zodiaco, aunque poco tenga ésto que ver con la mitología clásica.
1 comentario:
Magnífico.
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