8 de diciembre de 2011

Clitemnestra

(Clitemnestra, de John Collier)

MUJERES  MALAS  y  PERVERSAS


Nacer mujer es, de por sí, toda una aventura y, desgraciadamente en algunas culturas supone una condena.
El papel de la mujer a través de los siglos ha sido el determinado por el hombre. La mujer ha vivido a lo largo de los siglos bajo el dominio del varón. Los breves brotes de rebeldía femeninos fueron rápidamente apagados por una sociedad hecha por y para hombres. Precisamente aquellas mujeres, que no todas, que fueron rebeldes con el sistema en el que vivían...fueron consideradas por la sociedad como malas y perversas.
Es de esta manera como quiero presentaros a mi protagonista, Clitemnestra, una mujer perversa donde las haya o al menos así fue descrita por plumas envenenadas que habían de confiar su obra a la inmortalidad, tintas sombrías que rezuman auténtico odio por el género femenino.

Utilizando principalmente como fuente la tragedia Electra, de Sófocles, voy a presentar una interpretación personal de la figura de Clitemenestra, una mujer de mito que rompe con los estereotipos femeninos dominantes de la sociedad griega


Clitemnestra (hija de Leda y Tindáreo, hermana de Cástor, Pólux y Helena) se  casó muy joven con Tántalo, a quien perdió junto con la hija de ambos a manos de Agamenón, quien después la obligó a tomarle como esposo.
Clitemnestra años después tuvo que soportar también la muerte de otra de sus hijas, Ifigenia, a manos de su propio padre. Ifigenia fue sacrificada por Agamenón a fin de que su flota pudiera contar con vientos favorables para llegar a Troya.
(Sacrificio de Ifigenia, de Giambattista Tiepolo)
De aquí que se pueda entender el crimen que posteriormente llevaría a cabo junto con su amante y aliado Egisto.
Tuvieron diez años para planear una manera de darle muerte y que la profecía se cumpliera. Existía una profecía según la cual Agamenón no podría recibir muerte ni en tierra ni en agua, ni desnudo ni vestido, ni dentro ni fuera de casa; esta profecía parecía prometerle inmunidad ante una muerte violenta, pero las argucias de Clitemnestra se encargarían de truncar la profecía para que éste muriera según los términos que en ella se marcaban.
Para el regreso de Agamenón la reina había dispuesto recibirlo con una alfombra púrpura por la que el rey avanzó al desmontar de su cuadriga. Aquel gesto desagradaría a los dioses, pues el privilegio de emplear tejidos púrpuras les correspondía exclusivamente a ellos. Clitemnestra lo acompañó después a tomar un baño antes del festín de bienvenida. De repente, se oyeron unos gritos procedentes de la sala del baño y, acto seguido, se hizo el silencio. Agamenón había sido asesinado de acuerdo con la profecía. La sala de baño fue construida en el lateral del palacio, de tal modo que no quedaba ni dentro ni fuera. Clitemnestra esperó a que éste estuviera con un pie en la bañera y otro en el suelo para atraparlo lanzándole una red. Egisto se abalanzó entonces sobre él, hacha en mano, y entre los dos le dieron muerte.

En la tragedia de Sófocles se presentan las consecuencias de tal acto: en “Electra”, Orestes, ya adulto, da muerte a su madre para vengar el asesinato de su padre.

Sófocles describe a Clitemnestra según palabras textuales como “ser odioso y perverso, en la medida en que puede serlo cualquier mujer”. Pues las mujeres en la antigua Grecia eran consideradas “tontas” hasta para hacer el mal. También se la describe como “espíritu maléfico”. En cambio Sófocles perdona el matricidio cometido por Orestes por considerarlo totalmente justificado puesto que ha hecho que su madre, la adúltera y despiadada asesina, pagara por el crimen cometido.

Sin embargo a partir de los diálogos de Clitemnestra en la tragedia, yo veo no a la mujer perversa que describe Sófocles sino a una mujer presa de la rabia y la venganza por la muerte de dos de sus hijos a manos del que era su marido:

(Discusión entre Electra y Clitemnestra en la que ésta le presenta el porqué de sus acciones)

Clitemnestra: - En efecto, que tu padre ha muerto a instancias mías constituye para ti ninguna otra cosa sino un mero pretexto siempre a punto. A instancias mías, sí, bien lo sé. No está en mí renegar de ello. Pues la justicia, no sólo yo, lo apresó, con la que debías colaborar tú si fueras sensata. Porque ese padre tuyo a quien lloras sin cesar fue el único entre los griegos que osó sacrificar a los dioses a un ser por el que corría tu misma sangre, porque no sufrió fatigas dolorosas igual que yo cuando la engendró como yo la traje al mundo. ¡Ea! Enséñame ya en razón de qué, de quiénes quiero decir, la sacrificó. ¿De los griegos, dirás acaso? Sin embargo no competía a ellos matar a la que no era más que mía. (…)

(Momento en el que Clitemnestra recibe la noticia de la muerte de su hijo Orestes, aquel  que le traería la muerte para vengarse por lo que le habían hecho a su padre)

Clitemnestra: - ¡Oh Zeus! ¿Cómo son estos hechos? ¿En cuál de los dos sentidos los interpreto, afortunados o espantosos, pero ganancia al fin? Por lo demás es triste si salvo mi vida a costa de mis propias desgracias.

Clitemnestra: - Cosa formidable es dar a luz, pues ni siquiera recibiendo mal le entra a una odio contra los que da a luz


Estos son algunos de los diálogos extraídos del texto que en mi opinión reflejan el verdadero carácter de Clitemnestra, pues incluso cuando se entera de la supuesta muerte de su hijo Orestes, aquel que ella sabía que le daría muerte, siente pena, porque no deja de ser su hijo.


Pienso que Clitemnestra fue una mujer que buscó luchar contra el crimen injustificado  y rebelarse contra lo establecido. Una mujer que defendió el amor hacia los hijos por encima de todo. Aunque no se puedan justificar sus acciones, sí pueden comprenderse y quitarle la gran losa de mujer mala y perversa que le han querido atribuir.

Lo que he pretendido con esta visión de Clitemnestra es ofrecer mi opinión y no tanto un alegato feminista. Pero ocurre que irremediablemente lo uno lleva a lo otro, y eso es algo que ni he podido ni he querido evitar, pues ¿es verdaderamente cierto que Clitemnestra sea mala y perversa? ¿No será, más bien, que su conducta es el fruto de su lucha por sobrevivir en un mundo hecho por y para hombres?

Agamenón

Redoblan incesantes los tambores
golpeando la noche ensangrentada,
y se asoma la luna amedrentada
temerosa de ver nuevos horrores.
Ella esgrimió el puñal de los traidores,
y su amante blandió cobarde espada,
y el rey que no perdió en la guerra nada,
rindió la vida a los conspiradores.
Triste y cruel destino, que al guerrero
arrastra sobre el campo de batalla
privándolo de amor y juventud;
y al regreso, su espíritu de acero
se quiebra ante la insólita muralla
de la traición que le abre su ataúd.
Los Angeles, 18 de Agosto de 1998, por Francisco Alvarez Hidalgo.

Mi poema:
Este poema nos muestra el resentimiento que sentía Clitemnestra hacia Agamenón después de que hubiera matado a dos de sus hijos.




CLITEMNESTRA. RECUERDOS QUE MATAN

Estoy cansada de estar así.
Oprimida por mis sentimientos
desconsolada en mis lamentos.
Hay tanto que el tiempo no puede borrar...
tanto que el tiempo no podrá curar.
Siento que lejos de mi os consiguió llevar
pero nunca podrá hacerme olvidar.
Hay heridas que parecen no cicatrizar
cuando el dolor es demasiado profundo,
demasiado real.
Cuando no pueda sentir la noche comenzar
será porque el viento le oirá gritar.
Cuando no pueda escuchar su aliento al respirar
será porque yo lo hice apagar.

1 comentario:

Virginia dijo...

Te ha quedado ahora redondo el post.
Menos mal que hay voces como la tuya que reclaman nuevas interpretaciones de los personajes mitológicos.