26 de enero de 2011

La metamorfosis de Narciso

Un sinónimo de metamorfosis podría ser transformación. Así, ésta se produce cuando alguien experimenta un cambio: de forma, de vida. En la mitología clásica abundan ejemplificaciones de metamorfosis, bien para lograr sus propósitos (dioses como Zeus) o bien resultantes de un suceso poco favorable, como la que narraré a continuación:

La luz se filtró entre los árboles del bosque, iluminando el claro donde se hallaba una manada de ciervos. Era mi turno, sería una cacería perfecta. Eso parecía, hasta que confirmé la idea que había sospechado desde hacía unos minutos: alguien me estaba siguiendo. Aclaré mi voz y pregunté, decido, quién estaba allí. Recibí mi propia pregunta en respuesta, como si de un eco se tratase. Intenté despejar mi mente y olvidar el asunto, concentrándome de nuevo en los ciervos. Pero, mi incipiente calma se vio interrumpida por una ninfa que precipitó sobre mí. Otra pretendiente más. Impedí que me abrazase y le repetí lo que a muchos otros ya había dicho, que me dejase en paz.
Días después del suceso, volví a pasear por esos bosques. Fue curioso, de repente, sentí una creciente necesidad por beber. Recordé que no muy lejos de donde me encontraba, había un arroyo. En cuanto llegué, dispuesto a saciar mi sed, me incliné para acercarme al agua. Me detuve al observar una joven figura reflejada. La belleza que emanaban aquellas aguas era hipnótica, atrayente; podría haber pasado horas contemplándola. Aunque mi sed persistía, intenté olvidarme de ella, no me atreví a rozar el agua. ¿Cómo osar hacer desaparecer esa figura? Incluso cuando cayó la noche, la Luna seguía ejerciendo su acción reflectante sobre el arroyo, permitiéndome persistir en mi nuevo afán. El único medio que me recordaba mi existencia humana era una garganta en proceso de deshidratación.
Supongo que finalmente sucumbí y pasé horas así, simplemente observando. Hasta que mi humanidad desapareció y, con ella, mi deseado reflejo. En el lugar en el que yacía, dicen que hoy queda una hermosa flor, un narciso.

* Hay varias versiones del mito, he optado por la versión de Ovidio, la más divulgada, que cuenta con un Narciso vanidoso. En cambio, otra versión afirma que era un joven callado y reflexivo, que incluso ignoraba su belleza, puesto que su madre (la ninfa Liríope de Tespia) había sido advertida por el adivino Tiresias sobre la muerte mortal de su hijo, la cual tendría lugar al conocer su reflejo o simplemente al conocerse a sí mismo, por lo que su madre nunca le había dejado acercarse a un espejo.
También encontramos otros matices, como que Narciso se separa de sus compañeros en el bosque, y por ello, Eco, que le había estado observando durante días, se decide a confesarle su amor.
Cabe destacar el por qué Narciso escucha su eco como respuesta. Se debe al castigo que Hera había impuesto sobre la ninfa Eco al conocer que ésta la entretenía contándole historias para encubrir a Zeus, quien, mientras, aprovechaba para tener relaciones amorosas con las mortales. Tras el hecho narrado, sintiendo una profunda tristeza, Eco huye hacia una cueva, donde se consume hasta sólo quedar su voz. Los dioses intervendrían, ya que la urgencia por beber no es casualidad, sino que se explica como castigo de Némesis (diosa de la venganza).

Metamorfosis de Narciso 1937, Salvador Dalí. (Tate Gallery, Londres).

En este óleo, Dalí une la tradición clásica con las nuevas corrientes surrealistas. A su vez, deseó acompañar la pintura con un poema, que publicó en París el mismo año.
En la figura de la izquierda observamos a Narciso doblado sobre sí mismo, con la cabeza apoyada en la rodilla. Sobre el agua contemplamos su reflejo. En la derecha, aparece una mano que sostiene un huevo, del cual surge la flor de nombre homónimo a nuestro personaje. Cada lado del cuadro ha sido pintado con una tonalidad distinta, el izquierdo cálido y el derecho frío. Entre ambas manos, encontramos una masa de gente, pretendientes, tanto hombres como mujeres que han sido rechazados por Narciso.
Con todo ello intenta mostrarnos el amor, la muerte y la transformación haciendo uso de su propio método «paranoico-crítico».

4 comentarios:

Virginia dijo...

Muy buena redacción, Laura. Excelente el texto.La pintura de Dalí no la conocía, así que muchas gracias por la aportación que haces en ese sentido.
El texto de Troya que me has enviado también está muy bien, en tu línea.
Enhorabuena!!

Mar dijo...

Vaya, yo quería hacer la metamorfosis de Narciso. Supongo que he llegado un poco tarde... Buen trabajo.

CarlaMS dijo...

Me encanta cómo has narrado la historia. Me has ayudado más o menos a saber estructurar mi trabajo y además me has descubierto una nueva pintura así que doblemente agradecida. ¡Enhorabuena, Laura!

María dijo...

Me encanta como escribes, sumerges al lector. Felicidades.