Cuando estaba pensando en qué película elegir para este trabajo, me dije a mi misma: “Un viaje de vuelta a casa...., un viaje de vuelta a casa...”. Y me pregunté: “¿quién quiere volver a casa?” Ojeando casualmente un periódico, vi un anuncio de televisión por pago en el que salía una imagen de los protagonistas de Toy Story. Y me dije “¡Ya está! Los juguetes quieren volver a casa”.
Enseguida descarté la segunda, porqué pensé que era un viaje de búsqueda más que de regreso. Pero la tercera película…¡era perfecta!
Al principio me pareció una idea extraña. Pero ciertamente, estos juguetes animados viven una verdadera odisea para volver a su Ítaca, la casa de su amo Andy. Con este primer paralelismo hecho, me decidí a ver por segunda vez la película.
Así me di cuenta de que realmente existía no uno, sino varios parecidos, pocos, pero algunos.
El primer parecido y fundamental, además de la vuelta a casa, lo encontré entre los protagonistas de ambas historias.
Woody, el juguete inspirado en un vaquero del oeste, es valiente y tiene iniciativa: es ingenioso, y de esa manera puede sacar a sus amigos adelante. De la misma forma, Ulises consigue resolver muchos de sus problemas gracias a su astucia y valentía.
Woody es el que lleva al resto de juguetes de vuelta a casa. Ulises no consigue llevar a todos sus compañeros de regreso, puesto que mueren en el camino, pero él sí que es capaz de regresar.
De hecho, Woody les dice en más de una ocasión a sus compañeros la frase “Volveremos a casa”. Después de eso, Woody pierde a sus compañeros, pero más tarde los recupera.
Además, los juguetes deben apresurarse en volver. Andy se ha hecho mayor. Ya no juega con ellos, pero a la vez le recuerdan a su infancia y tampoco quiere deshacerse de ellos. Por eso, cuando Andy hace limpieza para ir la universidad, los juguetes van a parar a una caja de donación para una guardería (se ven desviados de su camino, al igual que el barco de Ulises cuando sale de Troya).
Puesto que Andy se va a la universidad, deben darse prisa. Ulises también debe apresurarse en volver, pues su mujer tiene pretendientes y va a casarse con otro. Aunque él no está muerto, sí está desaparecido, pero Penélope le esperará con paciencia.
En la guardería a la que han ido a parar los juguetes, hay un bebé-juguete que recuerda a Polifemo: es muy grande (mucho más que el resto de muñecos) y tiene un ojo malo, cosa que le confiere un aspecto desastrado y bruto.
Por otra parte, existe una escena (cuando los juguetes llegan a un vertedero) que se puede relacionar más o menos con la bajada a los infiernos. Yo establecí el siguiente paralelismo: el infierno es el lugar a donde van las almas después de la muerte y el vertedero es donde van a parar los juguetes rotos (romperse es sinónimo de muerte para los juguetes). Allí están a punto de morir, pero logran salvarse por los pelos.
Pero no todo acaba aquí. Aun se pueden establecer más paralelismos. Cuando los juguetes están en la guardería, Buzz, el juguete espacial, es reseteado, de manera que se le olvida su objetivo. Ha perdido de vista que quiere volver. Esto me recordó a cuando los compañeros de Ulises están en la isla de los lotófagos.
Además, existe la historia dentro de la historia. Cuando cuentan la historia de Lotso, el antagonista, que tuvo que hacer un largo viaje de regreso hasta su casa, se utiliza la expresión “fue una verdadera odisea”.
Ellos consiguen volver a su casa: regresan a su Ítaca. Se han reencontrado con su Penélope. Pero estos juguetes no han llegado todavía a su destino final. Andy ha crecido, se ha hecho mayor y ya no volverá a jugar con sus amigos inanimados de la infancia.
Por eso, aunque le duele mucho, Andy le da los muñecos a una niña, una niña que los cuidará y jugará con ellos. Los protagonistas han llegado a una nueva Ítaca.
2 comentarios:
Bueno, visto así, también los muñecos viven su "odisea".
Gracis por tu contribución, Mar.
Cuando me dijiste que ibas a hacer el trabajo usando Toy Story 3, no pensé que te iban a quedar tantos paralelismo y así de bien.
Al final me obligarás a ver el film y todo. Jajaja.
Está muy bien, Mar :).
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