En las ciudades que fueron habitadas por pueblos indostánicos no se ha encontrado ningún aposento astronómino, ni tampoco ninguna indicación clara de que los hindúes elaboraron catálogos de estrellas parecidos a los de otras civilizaciones de la antigüedad. Tampoco despertó su interés el estudio planetario. Así que todo apunta a que la observación de la estrellas fue hecha por los astrónomos hindués con el propósito de tener puntos de referencia sobre los que localizar el Sol y la Luna, lo que les permitió establecer un calendario lunar muy preciso.
Península del Indostán
La concepción del cosmos se divide en dos interpretaciones distintas:
La más conocida y también más antigua es aquella que consideró que Brahma, mediante un acto de pensamiento, dividió el huevo primigenio en dos y formó con una mitad el Cielo y con la otra la Tierra.
En este esquema el Universo era un ente cerrado, contenido en los anillos de Seshu, la cobra negra (animal sagrado). En el fondo de todo había un mar de leche rodeado completamente por esa serpiente. Una enorme tortuga nadaba en el lácteo océano, sobre cuyo caparazón se apoyaban cuatro elefantes (cada uno en un punto cardinal). Al mismo tiempo esos elefantes sostenían sobre sus lomos a la Tierra. En su centro se formaba una gran montaña central donde un gigantesco fuego giraba a su alrededor ocasionando el día y la noche. Seshu, con un anillo superior contenía a la bóveda celeste.
La cosmogonía griega parte de que el Universo no tiene límites, pero no lo hace así la hindú, que se diferencia notoriamente al introducir como divinidades a animales, en vez de seres a imagen y semejanza del hombre. Un paralelismo es observado en ambas estructuras, al estar ambas plantedas mediante elementos sucesivos; todo se desarrolla a partir del Caos, y, según los hindúes, a partir de la cobra Seshu. Es decir hay un principio y un final, y nosotros, los humanos, nos encontramos en el medio. Otra gran diferenciación es la estabilidad, en el modelo hindú, y los constantes cambios en la jerarquía producidos por pleitos y ansias de conquista, del modelo griego.
La otra interpretación, fruto de una mera reflexión filosófica, no tenía ninguna relación con el mundo físico, y se sustentaba bajo el modelo de dualidad cósmica (dos soles, dos lunas, y dos conjuntos de estrellas).
Un elemento importantísimo es la introducción de un nuevo concepto que elaboraron los pensadores hindúes que continúa siendo vigente en la actualidad y también aparece en diferentes modelos cosmológicos posteriores: "la regeneración y la destrucción cíclica del Universo", que resolvía la contradicción de la eternidad del Universo y su temporabilidad parcial.
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